Qué es y cómo funciona el fuego

Qué es y cómo funciona el fuego

¿Te interesan las curiosidades? Pues aquí te contamos qué es el fuego y cómo funciona.

Qué es el fuego y cuando se descubre

El fuego es un conjunto de partículas que por medio de una reacción química de oxidación se convierten en materia combustible. Con sus llamas es capaz de emitir calor y luz y cuando esas partículas no son capaces de emitir estos últimos elementos, aparece el humo.

Su descubrimiento fue uno de los acontecimientos más importantes de la Historia de la Humanidad, junto con la aparición de la escritura y la creación de la rueda. Gracias a él, podemos cocinar la comida, calentarnos, y transformar materias, y así hace nuestra vida más fácil y agradable.

Se cree que fue el Homo Erectus quien lo descubrió hace algo más de 1.600.000 años. Pero al principio, aunque sabía utilizarlo, sobre todo para cocinar, calentarse y alumbrar en la noche, no sabía cómo encender un fuego por lo que, dependía de la aparición de este por medio de fenómenos naturales.

Así, por medio de la observación, nuestros ancestros comenzaron a imitar los fenómenos de la naturaleza. Y científicos afirman que la primera vez que vieron el fuego fue a raíz de la caída de un rayo sobre madera o hierba seca.

Esa chispa, encendió en ellos una idea, la de frotar reiteradamente palos o piedras hasta conseguir la misma chispa que había incendiado, de manera natural, ese campo o árbol. Desde entonces, comenzaron a dominarlo y a utilizarlo a su antojo.

Cómo funciona el fuego

El fuego es el resultado de un proceso químico llamado combustión que se origina cuando se conjugan tres elementos: combustible, que puede ser madera o pellet, un oxidante, que suele ser oxígeno y calor.

Pero, si falta cualquiera de esos elementos necesarios para que se dé el proceso químico, evidentemente, el fuego no surgirá. De esta manera, el fuego es un proceso en el que se desprende luz y calor. Luz, debido a la llama visible con la que se manifiesta siendo ésta una mezcla de gases y sólidos y, en definitiva, una liberación de energía.

Esta luz puede tener distintas tonalidades e ir desde el amarillo pálido hasta el azul, pasando por el naranja y el rojo intenso. Todo depende de la temperatura que adquiera el fuego y del material de combustión que estemos utilizando. Cuanto más clara es la llama, más calor desprende.

El calor por su parte, actúa también de una manera determinada. Así, el aire que se encuentra en torno al calor disminuye de densidad y esto provoca que ascienda hasta la parte más alta de la estancia en la que se encuentra. Mientras que el aire frío quedará abajo volviéndose a calentar y subiendo. De esta manera, se establece una especie de corriente circular en toda la habitación.

El fuego como elemento de confort en el hogar

Todo lo anterior, es el fuego, pero éste también es un elemento de confort en nuestros hogares, y un elemento decorativo. Eso sí, siempre que se encuentre dentro de una chimenea o estufa. Y es que la combustión de la chimenea en el salón, cocina o habitación, es algo hipnótico, relajante y sumamente acogedor.

Así, el fuego cuenta con dos aspectos muy importantes para nuestro bienestar. Por un lado, alumbra y por el otro, calienta, siendo estos dos aspectos fundamentales para nuestro hogar. Sobre todo, el hecho de calentar. Y es que una habitación caliente en invierno es uno de esos lujos que hacen la vida más fácil y que resulta bastante barato.

Aunque el fuego también puede ser devastador. Por lo que hay que extremar las precauciones si estamos pensando en tener una chimenea en nuestra casa. Así, es importante contar con una chimenea con puerta antiincendios a la medida de la misma, como las de HotFireDoor.

Esta puerta, impedirá que las chispas y las ascuas incandescentes puedan salir y provocar un indeseado incendio. Y a la vez, permitirá disfrutar del espectacular juego del crepitar de las llamas.

Además, debido a que el aire caliente tiende a subir, podemos implementar algunas mejoras en el proceso de calefacción de la casa. Como, por ejemplo, instalar ventiladores que lancen el calor de la chimenea hacia afuera.

O poner rejillas de ventilación en la parte baja de la estufa o chimenea para que el calor salga también por la parte baja de la misma. Así, se aprovecha mejor todo el poder calorífico de este sistema de calefacción y pueden ser incluso un elemento de diseño y decorativo.

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