¿Qué es la combustión en una chimenea?

¿Qué es la combustión en una chimenea?

Cuando llega el invierno y el frío, normalmente empieza la temporada de encender estufas y chimeneas. En este segundo caso, hay unas serie de conceptos que solemos utiliza, aunque puede que hasta cierto grado no comprendamos por completo a qué nos referimos. Uno de ellos es la combustión, que a veces se define como doble o triple, dependiendo del sistema que haya incorporado en esta. ¿Qué es la combustión en una chimenea?

 

Combustión básica

Si hablamos de cómo encender una chimenea de leña, en realidad nos estamos refiriendo a conseguir el proceso de combustión. Este es un proceso que requiere una serie de elementos, como un combustible y oxígeno. El combustible puede ser gas, carbón, leña o algún producto similar, que al contacto con el fuego y en un entorno que contenga oxígeno hace que este se mantenga mientras el combustible tenga capacidad. Si falta uno de estos elementos, la combustión deja de existir.

Por tanto, es lo que normalmente lo denominamos encender el fuego. Algo con lo que estamos familiarizados y tenemos una chimenea en casa o hacemos alguna barbacoa.

 

Distintos tipos de combustión

Cuando se habla de una chimenea o estufa con doble o triple combustión, estamos hablando de un proceso bastante más complejo. En este no solo se necesita oxígeno y combustible, sino que hacen falta entradas de aire secundarias.

Por ejemplo, la doble combustión aumenta la entrada de oxígeno y consume los gases emitidos durante la combustión básica. Para hacerlo, se introduce el aire por una entrada secundaria, normalmente regulable.

Si es una triple combustión, la llama se alimenta de nuevo tratando de que los gases que aún puedan seguir sin haberse quemado se consuman. Con este sistema, se optimiza al máximo el consumo de combustible y permite reducir la cantidad necesaria, al aprovechar los gases para generar más calor.

 

¿Qué es la combustión en una chimenea

 

¿Se puede mejorar la combustión de una chimenea?

Al conocer qué elementos están envueltos en el proceso, podemos asegurar que es posible mejorar la eficiencia de la combustión aprovechando todo lo posible esta. Por ejemplo, cuanto mejor sea el combustible que empleamos, mayor será la duración de la llama, siempre que cuente con una oxigenación adecuada. Por tanto, lo mejor es invertir en leña de calidad, bien procesada para que el fuego sea uniforme.

Otro detalle tiene que ver con las entradas de aire. Una chimenea abierta puede parecer una buena forma de oxigenar el fuego. Sin embargo, es mejor contar con un sistema que permita regular la entrada, como una puerta con la que reducir la intensidad del fuego sin que esto suponga perder calor. Estas entradas deben mantenerse a su vez bien limpias y libres de residuos, así como el tiro por el que sale el humo. Así lograremos una excelente combustión, además de ahorrar dinero en leña.

Si no lo hacemos así, la combustión no será óptima, poniendo en peligro a los ocupantes de la estancia, ya que es posible que los gases producidos por el fuego se filtren y causen intoxicaciones o axfisia.

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